Tanto en verano como en invierno, el calor puede convertirse en un factor de riesgo a la hora de conducir. En invierno, un sistema de calefacción funcionando intensamente, con una temperatura muy alta, puede ocasionar un ambiente cargado, muy poco saludable. En verano puede suceder igual si no se usa adecuadamente el sistema de climatización para refrigerar el habitáculo.

Con calor, cuando la temperatura supera los 24-25 grados en la cabina, se produce una disminución de la atención y la concentración, además de que se incrementa el tiempo de reacción ante imprevistos en la carretera. Por ello, es aconsejable atemperar el habitáculo y conducir a una temperatura de confort, entre 19 y 24 grados, a elección personal.

La Fundación Mapfre ha realizado una serie de pruebas con las que ha podido medir la evolución de la temperatura en el interior de un vehículo expuesto al sol. En 45 minutos y con una temperatura ambiente de 29 grados, el interior de un coche puede alcanzar los casi 50; con 39 grados (algo habitual en estos meses), el coche se puede disparar a los 70. En 2 horas y media, la temperatura en el interior aumentaría un 88% con respecto al exterior.

Si es posible, sobre todo en viajes largos, se ha de intentar evitar las horas centrales del día en verano, las de mayor calor. También es recomendable, para no favorecer la sensación de agobio o exceso de temperatura, conducir con prendas de vestir de tejidos ligeros, que permitan la transpiración y la ventilación, además de aportar comodidad a la hora de realizar movimientos.

Hoy en día prácticamente todos los vehículos cuentan con aire acondicionado, un elemento básico de confort. Sin embargo, algunos con ciertos años de vida no disponen de este sistema. En ese caso, se ha de ventilar con mayor frecuencia y será casi obligatorio el uso de prendas de vestir muy ligeras, que no den excesivo calor. Cuanto más confort se tenga al volante, más seguro se viajará.

Sigue estos consejos para hacer que el calor al volante sea más llevadero y, sobre todo, más seguro.

– Antes de empezar a conducir, baja las ventanillas del coche para airear el habitáculo e igualar las temperaturas interior y exterior. No hay que olvidar que un coche expuesto al sol puede aumentar su temperatura interior con respecto al exterior entre 5 y 15 grados.

– Si enciendes el aire acondicionado, baja las ventanillas durante los primeros segundos para expulsar al exterior el aire caliente. Mantén la temperatura del climatizador entre 19 y 24 grados y evita que el flujo de aire impacte directamente contra la cara y el pecho.

– Programa tus salidas evitando las horas de más calor. Por motivos de seguridad es mejor viajar de día que de noche por lo que te recomendamos programar tus viajes de buena mañana ya que son las horas más frescas.

– Utiliza ropa cómoda y holgada y un calzado que sujete adecuadamente el pie. Evita conducir con chanclas, sandalias u otro calzado que no se ajuste correctamente.

– Haz comidas ligeras y lleva bebidas frías para hidratarte, especialmente agua. Las bebidas frías reducen la fatiga.

Para cada 200 km o 2 horas para hidratarte, airear el vehículo y relajarte. Y si detectas síntomas de fatiga o somnolencia para inmediatamente para descansar. En las paradas, procura detenerte en zonas de sombra.

– Si has estacionado tu vehículo al sol, espera fuera. En caso de que esto no sea posible, intenta que el tiempo que estás dentro sea mínimo y coloca un parasol en el parabrisas delantero para reducir de forma significativa la temperatura del salpicadero.

Más información

www.dgt.es

www.fundacionmapfre.org

www.ocu.org