La transformación del transporte es un hecho. Las nuevas tecnologías, el big data y la economía compartida están haciendo que el mundo cambie. Esto, sumado al crecimiento de la población y por consiguiente el aumento de vehículos conduce a un cambio de la movilidad en el futuro.
Las principales consecuencias del crecimiento del tráfico son la pérdida de la productividad, el aumento de contaminación y el número de los accidentes de tráfico. Se considera que los vehículos son responsables del 17% de las emisiones contaminantes del planeta.
Es por ese motivo que es necesario que las infraestructuras se adapten más allá de lo físico. Las infraestructuras están evolucionando hacia la inteligencia artificial y la red inalámbrica, esto supondrá facilitar la conducción a los coches autónomos, lo que se espera que tenga como resultado reducir los accidentes de tráfico hasta en un 90%. Los próximos 5 o 10 años van a ser determinantes para el futuro de las vías, ya que si bien no todo va a depender de la novedades en las infraestructuras, los Smartphone y la información que recogen también ayudarán al desarrollo eficiente de las carreteras.
2030 con el trabajo hecho
Nos situamos ahora hipotéticamente en 2030, todo el trabajo realizado durante estos años han dado sus frutos y se han conseguido carreteras inteligentes y seguras. ¿Qué se ha conseguido?
- Infraestructuras más inteligentes: el intercambio de datos permite ahorrar tiempo y ganar productividad, la velocidad se gestiona de forma automática, la señalización es dinámica y se adapta a la situación.
- Los coches eléctricos se popularizan: se han vuelto competitivos en precio, hay más puntos de recarga y las mercancías se transportan con camiones autónomos eléctricos.
- Conducción autónoma: el 40% de los vehículos son autónomos y el número de muertes por accidentes ha descendido casi a la mitad.
- Las carreteras como fuentes de energía: carreteras piezoeléctricas o con paneles solares en el firme han hecho de las vías aliadas en la lucha contra la contaminación.
2030 trabajo por hacer
Nos situamos de nuevo en 2030, pero esta vez el trabajo realizado no ha dado el resultado esperado, siguen existiendo las vías contaminantes y las emisiones son más altas que nunca. ¿Qué se ha hecho mal?
- El tráfico es un problema económico, medioambiental y de salud: los países incumplen los acuerdos de reducir las emisiones contaminantes, el coste ambiental sigue aumentando y las carreteras inteligentes apenas se han desarrollado.
- Los coches eléctricos no se venden: solo un 4% de los vehículos son eléctricos, no hay acuerdo para pagar las instalaciones de recarga, se han eliminado los subsidios de ayuda a la compra de eléctrico y el aire urbano está más contaminado por el volumen tan elevado que hay de tráfico.
- Desinversión en Seguridad Vial: se ha dejado de invertir en tecnología para la seguridad vial, lo que ha provocado un aumento de las muertes en accidente de tráfico.
Con el 2030 en el horizonte es evidente que todavía queda trabajo por hacer y camino por recorrer. Aprovechar todos y cada uno de los recursos y facilitadores que existen permitirán alcanzar las metas propuestas en el menor tiempo posible. Adaptarse a los tiempos y se conscientes de que el avance es tarea de todos hará posible que en 2030 el discurso hable de que el objetivo está cumplido.
Desde Autopistas trabajamos con esa premisa, adaptando nuestras carreteras a las necesidades de la convivencia de vehículos tradicionales y eléctricos o apostando por peajes free flow que permiten un paso más rápido por la zona de peaje.